UN BUEN DEBUT

 Bonito panorama tiene el nuevo Fiscal General del Estado Eduardo Torres-Dulce, aunque el "debut" parece no ser el adecuado si es fundamental para conocer como van ha ir las cosas en nuestro país.
El nefasto Conde Pumpido fiscal general de la banda del Zapatero ha puesto el listón tan bajo, en cuanto a dignidad, que cualquier humano podría ser considerado más apto, fiel, cumplidor e imparcial que el mencionado y siniestro personaje.

Sin embargo a nadie escapa que la imputación, al mismo tiempo, del ínclito Pepillo Blanco y de Urdangarin tendrá en vilo a el país, y no se trata de comparar las actuaciones de uno y otro, que no son comparables, si no de ver la actuación de la fiscalía.
Urdangarin se ha comportado como un chorizo igual que Pepillo Blanco, pero a partir de ahí las actuaciones de uno y otro debería ser diferentes, Urdangarin no puede dimitir como yerno o como esposo, la vergüenza, si se confirma su culpablidad, la tendrá que llevar eternamente, no podrá ser "pagada" ni con la cárcel, ni con nada.

Pepillo Blanco pagará "politicamente" su culpa, si es que es culpable, con la cárcel, cosa que dudo mucho y quizá con una dimisisón. Este tipejo tiene, a mi entender más culpa que Urdangarin, a este sujeto, Blanco, lo eligieron los españoles, le paga los españoles y miente a los españoles, tres características que no tiene el caso Urdangarin. Que Blanco haya usado su influencia para el enriquecimiento ilicito no solamente es ilegal, si no una traición, ha jurado, prometido o lo que sea hacer guardar la Contitución y la Constitución son las leyes, que yo sepa Urdangarin solo a prometido "ayudar en la suerte, la pobreza y la enfermedad" a su esposa, a la que defraudó, me imagino, y traicionó.

Los dos son buenos pájaros, pero miren ustedes, a mi me da que el Blanco, azote de Camps y de cuantos politicos consevadores enseñaban, no la patita, si no que soportaban las numerosas injurias de un periodicucho Publico y de otro de, al menos, dudosa "legalidad" informativa El País, no puede ni debe ahora continuar en un escaño representando a los ciudadanos de este país.

Debe dimitir y defenderse, tiene su derecho, pero la mujer del Cesar debe aparentar su inocencia y la de este sujeto apesta. A mi no me encaja resolviendo "sus asuntos" en un coche a media noche y en una gasolinera perdida en la geografía española. Hay un tufillo...

Pues bien, estaremos atentos al Fiscal General del Estado. No podría empezar mejor. Al toro por los cuernos.

Suerte.